¡Un Millón de princesitas! La escena madrileña para la infancia en el primer franquismo.

11,54

Los investigadores del siglo XXI saben que una investigación bien documentada supone una vacuna eficaz contra los falsos discursos. El teatro para niños es un campo desconocido donde los haya, ignoto para los historiadores del teatro, de la cultura e incluso de la educación, a pesar de su capacidad de alumbrar aspectos deter-inantes de la vida social de una época. Porque determinantes son tanto la forma en que el poder político organiza la vida teatral de un país como la educación de la infancia, dos aspectos que convergen en este libro.
Cristina Santolaria es muy consciente del valor del traba-o de campo, del hecho de rescatar datos olvidados, humildes en apariencia, pero que, traídos oportunamente, pueden iluminar as-pectos desconocidos de la historia teatral y constituirse en puntos de apoyo de nuevos enfoques e interpretaciones. Este trabajo se adentra, por primera vez, en territorios absolutamente desconocidos. Su autora ha tenido la valentía y la generosidad de desbrozar el camino a los investigadores que vengan detrás, al tiempo que permite a los lectores de hoy asomarnos a un periodo de la historia del teatro infantil felizmente superado, pero del que, si somos capaces de comprender los mecanismos que lo impulsaron y lo rodearon, podremos extraer lecciones para el futuro.

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Los investigadores del siglo XXI saben que una investigación bien documentada supone una vacuna eficaz contra los falsos discursos. El teatro para niños es un campo desconocido donde los haya, ignoto para los historiadores del teatro, de la cultura e incluso de la educación, a pesar de su capacidad de alumbrar aspectos deter-inantes de la vida social de una época. Porque determinantes son tanto la forma en que el poder político organiza la vida teatral de un país como la educación de la infancia, dos aspectos que convergen en este libro.
Cristina Santolaria es muy consciente del valor del traba-o de campo, del hecho de rescatar datos olvidados, humildes en apariencia, pero que, traídos oportunamente, pueden iluminar as-pectos desconocidos de la historia teatral y constituirse en puntos de apoyo de nuevos enfoques e interpretaciones. Este trabajo se adentra, por primera vez, en territorios absolutamente desconocidos. Su autora ha tenido la valentía y la generosidad de desbrozar el camino a los investigadores que vengan detrás, al tiempo que permite a los lectores de hoy asomarnos a un periodo de la historia del teatro infantil felizmente superado, pero del que, si somos capaces de comprender los mecanismos que lo impulsaron y lo rodearon, podremos extraer lecciones para el futuro.